¿Tendencia a engordar?

MÁS QUE TENDENCIA A ENGORDAR, TENEMOS TENDENCIA A COMER BOCATAS DE LOMO CON CHORIZO

Es evidente que tenemos, por norma general, cierta tendencia a engordar, o lo que es lo mismo, nos cuesta mucho menos coger peso que soltarlo, y uno de los principales motivos es que nuestro cuerpo sigue a grandes rasgos comportándose como un «animalillo prehistórico», el cual ante todo, vela por nuestra supervivencia.

Un sistema muy eficiente que nos mantiene «gorditos» por si las moscas, ya que quizás en algún momento de nuestra historia sí era necesario, pues tras haber cazado, comido y almacenado (en forma de grasas) suficiente energía, seguíamos luchando durante días por volver a tener a disposición cualquier alimento. Cuanto más eficiente era un cuerpo guardando (cuando había), más altas eran las posibilidades de sobrevivir.

Pero también mentiríamos si dijéramos que eso es suficiente excusa para tener sobrepeso, ya que, como yo suelo decir «más que tener tendencia a engordar, tenemos tendencia a comer bocatas de lomo con chorizo», porque…

DETRÁS DE CADA ACTO, EXISTE UNA PREVIA ELECCIÓN

Exacto, hoy en día ya no pasamos días y días intentando dar con una deliciosa presa o un buen prado con frutas, pues basta con ir al Mercadona y comprar cuanto nos apetezca 🙈

Y claro…lo que nos apetece no siempre es lo más saludable.

Pero volvamos a lo que íbamos, ya que si algo nos diferencia de ese animal instintivo, es la capacidad de razonar y de tomar el control de nuestras acciones. Por lo que, podríamos incluso asegurar que el sobrepeso es, en la mayoría de los casos, el resultado de no disponer del control suficiente de nosotros mismos.

Cierto es que si intentas mordisquear hierba, no aparece ningún tipo de placer o dicho de otro modo, el cerebro no nos recompensa con un buen «chute» de hormonas de la felicidad. Pues esa hierba en otra época, poco nos hubiera valido para soportar varios días caminando tras una nueva presa.

En cambio, cuando comemos grasas, azúcares, harinas refinadas, etc, nuestro cerebro nos garantiza buenas descargas de esas hormonas, recompensándonos por cumplir con las expectativas, las mismas que hoy, a diferencia de entonces, nos matan.

Nos matan al no darnos cuenta que estamos almacenando energía que muy raramente utilizaremos, puesto que nuestra actividad física es pobre o nula en muchísimas ocasiones, ya que dentro de 1, 2 o 3 horas tendrás la posibilidad de volver a ingerir más y más alimentos, los cuales engullirás sin pensar, dejándote llevar por la recompensa de un placer muy fugaz. Y aunque no podemos negar que realmente es un delicioso placer que nos ofrece la vida, soy partidario de poder disfrutar de ese y de muchos otros durante muchos años. Y es que por cada bocado de más, perdemos un bocado de nuestra vida. Un bocado de más que todos y cada uno de nosotros somos capaces de saber cuándo aparece.

Eso también explica por qué en muchas ocasiones lo que hace unos años no nos pasaba factura, hoy en día en cuanto nos descuidamos hacemos que la ropa encoja por momentos jeje. Y no es que comamos más, si no más bien, que comemos de más. Y es simplemente por lo mismo que ya hemos comentado en alguna ocasión «entran más gallinas de las que salen». Queremos comer como cuando nuestra actividad física era acorde en gran medida a cuanto ingeríamos, sin darnos cuenta que a día de hoy cogemos el coche incluso para ir a la vuelta de la esquina y que pasamos horas y horas en el sofá (o peor aún en la mesa) sin generar apenas un gasto calórico.

Por si fuera poco el comer de más, también permitimos que nuestro sistema muscular se marchite a pasos agigantados al dejar que nuestra musculatura disminuya sin cesar al no ser utilizada y haciendo que nuestro metabolismo se ralentice de igual forma. Es algo que observamos muy frecuentemente en nuestros mayores cuando empiezan a pasar demasiadas horas junto al televisor o simplemente «esclafados en el sofá», pues al poco tiempo ya no se ven con fuerzas de continuar saliendo a pasear como hicieron apenas hace un tiempo. El musculo al no ser utilizado se va atrofiando y disminuyendo en su tamaño, y de la misma forma, los huesos como no necesitan el soporte del esqueleto para caminar, harán que el cuerpo se adapte debilitándolos, haciendo que mengüe su densidad ósea.

Y aunque es una realidad que algunas personas tienen más tendencia a engordar que otras, lo cierto es que nuestra fuerza de voluntad y nuestros hábitos son los que dictaminan en gran medida nuestro peso y nuestra salud.

La verdad es que no es fácil salir de la tendencia a comer mal, pero para ello solo es necesario un sueño lo suficientemente grande, encontrar la motivación adecuada o por qué no… encontrarte a ti mismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *